«Sé que Santa Claus es chino porque cada día de Navidad por la mañana, después de abrir todos los regalos y de que todo se tranquiliza, observo sistemáticamente dónde se han fabricado. Los resultados son casi siempre los mismos: alrededor del 70% proceden de China. Después de algunas investigaciones, parece que mi encuesta unifamiliar es representativa de todo el país [EE.UU].»
LESTER BROWN
Actualmente,
muchos productos de los que utilizamos en nuestra vida cotidiana están
fabricados en China.
Deberíamos preguntarnos: ¿y por
qué no en otro país?, o ¿por qué no está más repartido el número de productos
fabricados y exportados entre todo el mundo?
La respuesta tiende a ser
simple: La cartera manda. Sí, sí, la cartera manda. Esos "papelotes de colores"
que tienes guardados en el bolsillo, o esas "cosas redondas
metálicas" que son tan molestas cuando no ves el número que pone
en ellas o cuando se te caen al suelo, mandan en el comercio y en la
exportación.
En China, los salarios son mucho
más bajos que en Occidente; los costes de producción, mucho más reducidos; la
moneda, más débil que el euro o el dólar; los costes de transporte, algo
menores (aunque aquí la diferencia sea menor por la globalización de precios,
sobre todo del petróleo); etcétera. Estos motivos provocan que buena parte de
los productos, ya sean tecnológicos, textiles, de ocio… se fabriquen en este
país.
Y sí, por ello China es la gran
potencia mundial de la exportación, y ello repercute en su economía. Pero un
gran problema es que la buena situación económica del país no repercute en sus
habitantes. Todos los beneficios marchan para las empresas y compañías
multinacionales, que sacan tajada de la fabricación china.
¡Por eso fabrican allí, que si
no ya estarían fabricando en otro sitio!
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