domingo, 2 de diciembre de 2012

El Mundial de Fórmula 1, o algo que se le parezca

Acabó hace poco. La Fórmula 1 se despide esta temporada con sufrimiento y agonía para los seguidores españoles, que hemos (me incluyo) visto sufrir a nuestro piloto, Fernando Alonso, corriendo con un monoplaza poco competitivo y quedando, a pesar de todo, a tan sólo 3 puntos de su rival por el título, el alemán Sebastian Vettel.
Desde luego, la pericia del piloto español al volante se vio oscurecida por los factores coche y mala suerte.

El efecto coche se notaba en todos los entrenamientos cronometrados, en los que los rivales más directos del asturiano, con mejores monoplazas, dejaban obsoletos los tiempos de Alonso.
Mientras que el efecto mala suerte se concentra en dos Grandes Premios (carreras) de la temporada; sufrió un accidente y una salida de pista provocada (se supone que de forma no intencionada) por otros pilotos.
Así, vuelve a ganar el que combina un buen coche (dinero) y buena suerte a lo largo del año.
No se ha hecho justicia -según mi entender- respecto de la actuación del piloto...

Pero qué le vas a hacer. La Fórmula 1, como tantos otros eventos que mueven tanto dinero, están manipulados. Quien paga, debe ganar.
Cosa que si aplicamos a unos cuantos ámbitos de la vida... Quizá nos encontramos con que existe más de un Mundial de F1. Los casos de corrupción, de manipulación entre empresas, acuerdos algo alejados de la Ley -tú me dejas este terreno que ya sabes que tengo dinero-, etcétera, etcétera.
A lo mejor, quien menos te piensas es un piloto de carreras, respaldado por una gran escudería... o algo que se le parezca.

1 comentario:

  1. Hay que ser muy experto para comprender la F1. Yo no entiendo nada de lo que dicen los comentaristas de la competición. Pero, en efecto, siempre he pensado que en ese deporte el mérito del piloto se diluye en la eficacia técnica de las máquinas.

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