Apaga y vámonos: Circuitos de papel

Todos tenemos nuestro "hobby", una afición acorde con nuestras habilidades que le atrae y le ocupa el tiempo a uno cual esponja absorbiendo jabón.

No hablamos sólo de videojuegos, redes sociales, móviles, deportes o salir con los amigos, entretenimientos tan comunes entre los humanos (y no tan humanos) del siglo XXI, sino de modos de divertirse muchísimo más inusuales de lo que, en mi opinión, deberían serlo, ya que son simples, baratos y de fácil realización, siempre y cuando les dediques el tiempo que necesitan. Efectivamente, estoy hablando de manualidades. Algo, por cierto, bastante olvidado en esta sociedad colonizada por lo visual y por Internet.
Las manualidades requieren su esfuercico, pero, siempre y cuando estés convencido de lo que haces y sea algo que te guste, al final merecen la pena.

En lo que a mí se refiere, una de mis diversiones (junto a los "entretenimientos XXI") es la construcción de circuitos de papel. De ahí el título de esta entrada. Puede parecer extraño, pero dada mi pasión por los automóviles y la competición, aunque lo de conducir quede un poco lejos, no es tan raro.
En mis tiempos libres, como ya os he comentado, realizo pistas de carreras en tres dimensiones con papel, añadiéndoles todo tipo de detalles, incluyendo vallas, publicidad, detalles de la pista dibujados con bolígrafo, desniveles... ¡Hasta me invento el nombre de la pista, de cada curva y la historia del circuito! Por ejemplo, "se supone" que uno de mis trazados, el Circuito de Sächsen, está construido sobre la pista de un antiguo aeródromo.

Esto puede parecer un poco friki, pero qué queréis que os diga, yo disfruto fabricándolos con mis propias manos, papel, tijeras, pegamento y bolígrafo; después es una gozada contemplarlos e imaginar...
Y seguir imaginando...
Y volver a imaginar...

Así que si queréis animaros, ya sabéis: poneros manos a la obra, porque el único impedimento para hacer una manualidad es vuestra mente y el único límite, vuestra imaginación, nada más.