El convoy que explosionó en la calle Téllez, a 500 m de Atocha |
Todavía se me ponen los pelos de punta cuando recuerdo lo que pasó aquel día. Y es que todos los once de marzo me pasa lo mismo. Me levanto con el ánimo de un día cualquiera, pero cuando pongo la radio... se me cae el alma a los pies. Recuerdo aún imágenes de todo esto, cuando sólo tenía cinco años, con la tele de tubo de la cocina, en la que, de repente y mientras desayunaba, todas las cadenas echaban lo mismo. Consigo rememorar de esa desastrosa mañana el lazo negro y los trenes hechos chatarra (con su número de convoy, que todavía me infunde pavor), flashes que quedarán en mi mente por siempre asociados a este 11M. Además, ahora que soy más consciente de lo que todo aquello significa, no sé como describir el horror que me causan estos atentados.
No es para menos. En las diez explosiones de aquel fatídico amanecer madrileño murieron 191 personas. La culpa no la tienen las diez mochilas-bomba que explotaron en los diferentes coches de los trenes, sino las ¿personas? que tuvieron la soberbia de creerse los amos del mundo y la idea de imponer a base de violencia y terror una sociedad que obedezca a sus ideales.
No os olvidaremos... |
Por eso, desde aquí, quiero mostrar mi apoyo a los familiares de las víctimas y a aquellas que sobrevivieron a la matanza, ya que fueron nada más y nada menos 1858 las personas heridas.
Desde aquí, en la elegía por aquellos que no volverán a pisar las calles de Madrid, que sepan que al menos, España no os olvida. In Memoriam, 11M.
También recuerdo qué estaba haciendo en ese momento, es como en otras ocasiones históricas donde tienes la sensación de que se congela el instante... Tenía clase en la Universidad y un compañero viajando en AVE hacia Atocha,... A él lo pararon en Guadalajara, y tuvo que volver por la tarde sin llegar a su destino. Yo recuerdo entrar en clase e informar a los alumnos de que la radio no paraba de indicar que se habían producido explosiones en varios trenes, en momentos aún confusos... Más tarde, sobre mediodía, profesores y alumnos nos apostábamos para manifestar nuestra repulsa y escuchando algunos gritos contra ETA y Euskadi, rabia y tensión. Y mucha impotencia, y sentimientos contenidos...
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