martes, 4 de junio de 2013

Séneca y las dificultades

"No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas".
Séneca, filósofo romano (4 a. C. - 65 d. C.) 
Séneca era todo un sabio en su época. Vio, vivió y plasmó. De ahí, de su observación y de su conocimiento, proviene esta cita.
Realmente esta frase tiene su miga, además de dejar entrever unas cuantas verdades. En el momento en que algo nos parece difícil, lo vemos muy lejos, como muy distanciado y como algo en lo que raramente caeremos en la tentación de hacer. Se originan: una sensación de desgana, los pensamientos del tipo "ya lo hará otro", "esto no está hecho para mí", etcétera.

Hay otras veces en las que no tenemos elección y es obligatorio afrontar la adversidad; esas son las ocasiones en las que nos debemos enfrentar a lo difícil. Si se nos apodera la visión de complicado y no conseguimos vislumbrar un resquicio por el que atacar aquello que es complejo para nosotros, o lo vemos pero es tan mínimo que no queremos empezar, nos habremos puesto una barrera en la consecución de nuestro objetivo. 
Es allí a donde la frase de Séneca quiere llegar. Su intención es, primero, hacernos ver que debemos atrevernos a probar por mucho que nos cueste; y segundo y no menos importante, quiere animarnos y decirnos que las cosas difíciles se harán más fáciles si las afrontamos y buscamos esa pequeña fractura que hemos dicho que existe en "la capa de dificultad" que le hemos colocado al asunto.

¿Cuál podría ser la solución? Lógicamente, no hay otra que coger el toro por los cuernos en ese momento en el que no nos atrevemos y pasamos.
El ejemplo es bien sencillo y se puede observar en la vida del estudiante: te mandan un trabajo muy extenso que tienes que entregar al día siguiente. Un alumno puede decir que es muy difícil, pero normalmente lo dirá porque es largo y costoso y no quiere afrontar el problema. En cambio, otro alumno se pondrá a ello, y seguro que acaba antes y encuentra mucho más fácilmente la fragilidad en la "capa" del trabajo.

Así que yo haría acopio de valor y, la próxima vez que nos encontremos ante la dificultad, en vez de decirle "hasta luego, te dejo", seguiría el consejo del gran Séneca y le dedicaría un "hola, te voy a machacar". Seguro que, aunque cueste, todo será mucho más fácil.

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